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En Chile pedimos un completo con más palabras que las que usamos para decir cómo nos sentimos: (Actividades vocabulario emocional para toda la familia)

Y ahí está el problema… y también la oportunidad.



vocabulario emociones

Aunque pueda sonar gracioso, esta frase refleja algo profundo: nos falta vocabulario emocional para expresar lo que vivimos. Y cuando no tenemos palabras, nuestras emociones se quedan atascadas. Eso afecta tanto a adultos como a niños… y a cualquier familia que quiera vivir con más calma y conexión.

Por eso hoy quiero dejarte


Actividades vocabulario emocional para toda la familia 


Actividades vocabulario emocional para toda la familia. Para ampliar el vocabulario emocional en familia, fortalecer el vínculo y, de paso, mejorar la comunicación en casa (o incluso en la oficina).


1. El menú de emociones



menu emociones

Material: hojas, lápices de colores, tijeras. Crea un “menú” como si fueras un restaurante, pero en vez de platos, pon emociones: entradas (emociones suaves), platos de fondo (emociones intensas) y postres (emociones agradables).Ejemplo:

  • Entrada: curioso, pensativo.

  • Fondo: frustrado, eufórico.

  • Postre: orgulloso, agradecido.

En familia, cada uno “pide” su menú del día y explica por qué lo eligió. Esto ayuda a ampliar palabras y a legitimar lo que siente cada uno.

📌 Ideal para niños desde los 3 años (puedes usar imágenes para los más pequeños).


2. El reto de las 3 palabras


Pon un frasco en un lugar visible con papelitos que tengan escritas distintas emociones. Una vez al día, cada persona toma tres y cuenta una pequeña historia o situación que haya vivido relacionada con ellas. Si sale una emoción que no conocen, es una oportunidad para buscar juntos su significado. En la oficina, puedes adaptarlo para las reuniones de equipo: es increíble cómo mejora la empatía y la escucha activa.


3. El termómetro del día


Dibuja un termómetro grande y asigna colores a diferentes estados emocionales (azul = tranquilo, amarillo = nervioso, rojo = muy enojado, verde = feliz, etc.).


Cada mañana y noche, cada persona “marca” su temperatura emocional. Esto genera un hábito de pausa y autoobservación.


La clave está en acompañar con preguntas abiertas: “¿Qué pasó hoy que te hizo sentir así?” en lugar de “¿Por qué estás así?”.


💡 Tip extra: no necesitas grandes discursos, sino pequeñas acciones constantes que den permiso para sentir y nombrar lo que sentimos.

Si quieres seguir explorando estas herramientas y aprender a aplicarlas con creatividad y calma, he creado el curso "Jugando Aprendo de Mis Emociones", pensado para familias, educadores y profesionales que trabajan con niños. Más que teoría, encontrarás juegos, dinámicas y recursos listos para usar en casa o en el aula.

Puedes conocerlo aquí 👉

jugando aprendo de mis emociones

Referencias

  • Gottman, J. (1997). Raising an Emotionally Intelligent Child. Simon & Schuster.

  • Denham, S. A. (1998). Emotional Development in Young Children. Guilford Press.

  • Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Praxis.

 
 
 

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